Se suele decir a menudo, para intentar justificar el olvido de algunas promesas electorales o el desvío de lo que es la base ideológica de los partidos políticos en su praxis cotidiana, que la política es el «arte de lo posible». Valga esto como excusa, pero no como explicación de lo que suele ser, con frecuencia, un modo más discreto y elegante de parodiar a Groucho Marx cuando decía: «Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros». (continuar leyendo).