Abierto el período de preinscripción y matriculación para la Diplomatura de Posgrado en Cultura de Paz

 

Diplomatura de Posgrado en Cultura de Paz

Curso 2014-2015

Días: Martes y jueves de 16.00 a 20.00 horas (algún miércoles de manera excepcional)

Fecha: 23 de octubre del 2014 al 2 de junio del 2015

Créditos: 30 ETC (232 horas lectivas, más 125 horas de trabajo de final de curso y 393 horas de trabajo individual)   

Idioma: Castellano (debido a la participación de numerosos estudiantes extranjeros)

Coste: 1.600 euros la Diplomatura completa 
490 Euros por módulo, si sólo se desea realizar uno o dos módulos.
El diploma final del curso, en caso de haber aprobado la diplomatura, debe tramitarse en la Escuela de Postgrado de la UAB y tiene un coste adicional de aproximadamente 185 Euros. 

Requisitos: Disponer de estudios/titulaciones universitarias.
En caso de no poder acreditar estudios o titulaciones universitarias, un comité de admisión valorará los conocimientos y la experiencia a partir del curriculum. En este caso, se entregará un certificado de asistencia. 

Asistencia: Obligatoria en todo su horario

Automatrícula: Adjuntamos el manual de autoinscripción de la Diplomatura de Postgrado sobre Cultura de Paz, con las instrucciones para hacerlo virtualmente. El código de matrícula es el 1807 edición 16 del programa de Cultura de Paz. Una vez rellenada la página de preinscripción, te darán un número (NIU) para continuar realizando las gestiones. 
(http://postgrau.uab.es/manuals/inscripcio-masters-i-postgraus.pdf) y el enlace para acceder: Preinscripció Màsters, Postgraus i Cursos Propis sense NIUPreinscripció Màsters, Postgraus i Cursos Propis amb NIU).

Matriculación presencial: 1 de septiembre a 15 de octubre de 2014 en la Escuela de Postgrado de la UAB. 

Plazas: máximo de 40 y mínimo de 15.

Dirección: Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau (ECP)

Tutora: Cécile Barbeito 

Información: cecile.barbeito@uab.catescolapau@uab.cat

Janadesh, people’s verdict

Janadesh es la campaña noviolenta más importante desde tiempos de Gandhi. Durante 30 días, 25.000 personas de los sectores más desfavorecidos de la India recorrieron 350 km hasta Delhi exigiendo una redistribución justa de las tierras.

A partir del documental de Enric Àlvarez y Oriol Ampuero i Gonzàlvez sobre esta marcha noviolenta, la guía didáctica trata las dimensiones de la violencia, la relación entre la tierra y el conflicto, la noviolencia y la participación política.

Para ver el documental on-line, pulsa aquí.

Para descargar la guía didáctica, pulsa aquí.


Violencia y noviolencia

En general, se ha hecho referencia al fracaso de la comunidad internacional en los conflictos yugoslavos o en Ruanda. Hoy, pasados unos años, podríamos hacer balance y preguntarnos qué arreglaron aquellas intervenciones. Recordemos que, si bien los bombardeos de la OTAN en Bosnia (1994) liberaron Sarajevo, no acabaron con las matanzas. El ejemplo más dramático de toda la contienda, el asesinato de 8.000 bosnios en Srebrenica, fue perpetrado frente a las fuerzas de los cascos azules de la ONU, quienes no hicieron absolutamente nada para proteger a aquella población.

Otro ejemplo. Más tarde, para proteger a los kosovares, la OTAN bombardeó Serbia (1999). Aquellos ataques desprestigiaron y tiraron por el suelo la resistencia activa noviolenta preconizada por el líder kosovar Ibrahim Rugova y ayudaron a instalar en el poder al jefe de la UCK, Ashim Thaci. Una guerrilla que recibía ayuda de EEUU y además se financiaba (ya se sabía entonces) de la prostitución, el tráfico de drogas y de órganos humanos (esto lo sabemos hoy). Una vez instalado el nuevo Gobierno albanokosovar, prosiguieron las hostilidades y las represalias. Pero esta vez contra la minoría serbia, 200.000 kosovares serbios fueron expulsados de sus hogares y, los pocos que se quedaron refugiados al norte del río Ibar piden hoy la autodeterminación y la anexión de su territorio a Serbia. Es decir, ni las bombas ni la intervención de la OTAN acabaron con las matanzas ni la limpieza étnica, ni tampoco con el régimen criminal de Milosevic. Y si este cayó en el año 2000, fue gracias a las revueltas populares no violentas que dieron al traste con aquel sátrapa que luego sería entregado al Tribunal Penal Internacional.

Respecto al genocidio de Ruanda en 1994, también puesto como ejemplo de inacción internacional, se debe recordar que, en la región de los Grandes Lagos, las atrocidades entre hutus y tutsis se remontan a decenios anteriores. Entonces, la responsabilidad de la comunidad internacional es por no haber arbitrado medidas de mediación que impidieran el genocidio, no por la tardía intervención militar, pues la operación Turquesa para frenar el genocidio acabó apoyando a la guerrilla tutsi. Además de ayudar a expulsar a un millón de hutus hacia la República Democrática del Congo, una vez instalada en el poder, lanzó acciones de represalia contra los supuestos responsables del genocidio, produciendo nuevas matanzas. Hoy, Paul Kagame, el presidente tutsi del Gobierno ruandés, tiene abiertos procesos en Francia y España acusado de crímenes contra la humanidad. Por lo tanto, tampoco parece que la intervención militar en Ruanda fuera muy eficaz ni favoreciera la protección de la población civil.

Pero aún hay más. Los defensores del derecho a proteger con intervenciones militares humanitarias no dicen nada de las causas de violencia estructural que originan muchos de los conflictos actuales en el mundo. Los organismos internacionales que regulan las políticas económicas y comerciales transnacionales (OCDE, BM, FMI, UE) son señalados por múltiples analistas como una de las causas que originan conflictos. Estos adoptan medidas que en general van dirigidas a eliminar la protección de las economías locales para favorecer el comercio internacional y que siempre van acompañadas de exigencias de ajustes para que se reduzca la protección social. Medidas que acaban desestructurando el tejido social, generan paro, marginación, y en algunos casos haya quien se convierta en delincuente o se enrole en grupos armados como medio de subsistencia. Entonces, ¿cómo se puede clamar por intervenciones militares a causa de violaciones de los derechos humanos cuando entre las causas que originan los conflictos hay una responsabilidad directa de quienes gobiernan esos organismos internacionales? Intervenciones para implementar una paz liberal (M. Duffield, 2001), término que designa de manera apropiada las intervenciones militares de la comunidad internacional.

Ahora volvamos a Libia. Los rebeldes tomaron el camino de las armas abandonando la senda que dio el triunfo a las revoluciones no violentas de Túnez y Egipto. Cierto es que ese camino lo inició Gadafi para reprimir las protestas, pero los rebeldes deberían haber reflexionado sobre el alcance de tamaña decisión, pues empuñar las armas para conseguir una reivindicación política es apostar por un final violento, y eso abre una espiral de difícil control y de final incierto donde puede haber represalias y matanzas en ambos lados. Además, hay que añadir un hecho diferencial al resto de revoluciones: entre los rebeldes hay ministros y generales que hasta hace poco formaban parte del régimen de Gadafi, y todo apunta a que se trata de una lucha para hacerse con el poder mediante un golpe de Estado. Y otro elemento, la cuestión tribal. En la región de Bengasi, los rebeldes son de un clan opositor del de Gadafi que gobierna en Trípoli. ¿Qué ocurrirá si el clan de Bengasi vence gracias a la ayuda exterior y los rebeldes entran en Trípoli? ¿Se repetirán las tristes experiencias vividas de las matanzas de las guerras de la exYugoslavia y Ruanda? La violencia armada de tantos grupos que decían luchar por la emancipación ha demostrado ser un error de proporciones colosales. Recordemos que aquellos grupos que alcanzaron el poder mediante la fuerza de las armas sólo con las armas se pudieron mantener. En el caso de Libia se vuelven a repetir los mismos errores del pasado.

Pere Ortega es coordinador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau (Justícia i Pau)

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III Seminari de Pensament per la Pau «Pensament i Acció de la Noviolència»

Cinco sesiones, todos los martes del 26 de octubre al 23 de noviembre de 2010

Horario: de 19h a 21h Rivadeneyra, 6, 3 pis Barcelona.

Informació i inscripcions: CENTRE D’ESTUDIS PER LA PAU JM. DELAS delas@justiciaipau.org T. 93 317 61 77

Plazas limitadas con inscripción previa, 25 euros. Entrada gratuita para socios y colaboradores