Desde la Fundació per la Pau hemos vivido con ilusión, alegría y esperanza las revueltas ciudadanas de Túnez o Egipto y que, en menor grado, también se han manifestado y se manifiestan en el Yemen, Siria, Bahrein, Marruecos, Argelia o Palestina.
Estas revueltas nos han mostrado una ciudadanía que no se resigna a ser espectadora de su vida y que ha dicho basta a unos poderes corruptos y autoritarios que, con el apoyo indigno de buena parte de la comunidad internacional, han menospreciado e ignorado sistemáticamente sus anhelos, deseos y necesidades.